Bruselas quiere poner en común los historiales médicos en toda la UE

EL PAÍS: El español Pedro visita a su amigo Manuel en Viena. Por desgracia, tropieza mientras camina y pierde la consciencia al golpearse contra el suelo. Es trasladado a un hospital cercano para una operación a vida o muerte. Los médicos lo ingresan y consultan su historial médico: comprueban intervenciones anteriores y analizan si tiene alergias o intolerancias que desaconsejen el uso de determinados medicamentos.


Este ejemplo es uno de los que utiliza la Comisión Europea para avalar su última propuesta. Bruselas quiere que los historiales médicos de los pacientes estén disponibles digitalmente en toda la Unión Europea para mejorar los tratamientos y ahorrar tiempo y dinero. Con miles de estudiantes moviéndose de un país a otro con becas Erasmus, el turismo de masas aterrizando en vuelos de bajo coste o el talento desplazándose veloz bajo las reglas de una globalización sin fronteras, Bruselas considera llegado el momento de facilitar el intercambio de datos sanitarios, siempre con autorización del paciente. Eso incluiría la puesta en común de las pruebas de laboratorio, los informes de alta y las imágenes e imaginería médicas.

Las ventajas parecen evidentes para el Ejecutivo comunitario. No será necesario repetir pruebas médicas, algunas de ellas muy caras de realizar. Los ciudadanos no tendrán varios expedientes clínicos dispersos por la geografía europea. El ingente volumen de datos disponible, gestionado con herramientas de inteligencia artificial, permitirá mejorar la toma de decisiones e impulsar la investigación médica contra enfermedades crónicas o neurodegenerativas. En definitiva, la atención gana efectividad.

"¿Cuántos de nosotros, cuando viajamos o nos vamos a vivir a otro país de la UE, hemos deseado tener acceso a nuestros datos médicos y compartirlos con facultativos locales?", ha afirmado a modo de lamento el comisario de Salud, el lituano Vytenis Andriukaitis, médico de formación. La comisaria de Economía Digital, Mariya Gabriel, ha insistido en la misma idea. "La lógica es muy sencilla. Si los ciudadanos pueden circular libremente por toda la Unión ¿Por qué no sus datos médicos? ¿Cuántas radiografías tienen que repetirse cuando se vuelve a casa tras un accidente en el extranjero?".

Un alto funcionario comunitario implicado en la puesta en marcha de la iniciativa cree que Europa acumula un importante retraso en esta agenda. "El punto de partida es ridículamente bajo. En un momento en que todo se comparte, a veces una receta médica no puede circular dentro de un país por falta de interoperabilidad. El sector salud tiene un potencial extraordinario: hemos transformado el cáncer en enfermedad crónica y lo que promete la conjunción de Big Data e inteligencia artificial es una revolución, pero la regulación va muy por detrás de la tecnología", señala.

La medida es por ahora solo una recomendación. La Comisión discutirá el asunto con los Estados miembros y recibirá contribuciones de la industria sanitaria, expertos, médicos y pacientes para darle forma. La solución no es sencilla. Países como Alemania o España, donde los länder y comunidades autónomas disponen de amplias competencias en Sanidad, incluso tienen barreras internas para los pacientes. Y en el país germano se han alzado voces contra el supuesto coste de digitalizar los datos.

Sin embargo, hay precedentes que funcionan. Los ciudadanos de Finlandia ya pueden comprar medicamentos en las farmacias de Estonia con receta electrónica, y los médicos luxemburgueses pronto podrán acceder a los historiales médicos de los pacientes checos. La interoperabilidad irá a más en los próximos años: está previsto que en 2021 sean 22 los Estados miembros —entre ellos España— que permitan usar las recetas de otros países en sus farmacias e intercambiar historiales resumidos de pacientes traducidos al idioma del médico. Estonia es el gran ejemplo: el país se ha convertido en la sociedad digital más avanzada del planeta. Y también ha trasladado esa obsesión al sector sanitario: el año pasado ofreció a 100.000 ciudadanos un análisis genético gratuito para conocerlos mejor y ayudar a prevenir enfermedades.

En medio de los escándalos de filtraciones de datos a escala mundial como los que han sacudido a Facebook recientemente, la protección de la privacidad se ha convertido en un reto. Bruselas insiste en que la seguridad y el cumplimiento de las nuevas normas de gestión de datos han de ser prioritarias. "No es muy relevante que Amazon sepa qué libro te gusta, pero que se dé a conocer un historial clínico es delicado", advierte el mismo funcionario. La falta de entendimiento entre los ministerios de Sanidad y las autoridades de gestión de datos no contribuye a agilizar la situación.

Mientras, la Comisión expone más ejemplos de los beneficios de su plan. Alguien que ha vivido y trabajado fuera 30 años y ahora, afectado por una dolencia de corazón, quiere que los médicos de su país natal consulten su historial médico completo, podría hacerlo. También en el caso inverso, un paciente interesado en tratarse un tumor con un especialista de otro país de la UE tendría más fácil tramitarlo al acelerarse el viaje de toda esa información.