Dos años de pandemia constatan el auge de las mutuas privadas entre los catalanes

PÚBLICO: En los últimos cuatro años, los catalanes que tienen una mutua de salud privada han pasado del 25% al 32%. Es un aumento considerable que pone en alerta a los movimientos por la sanidad pública, que alertan de una progresiva pérdida de confianza de la ciudadanía en el sistema de salud. Dos años después del inicio de la pandemia, la situación se ha agravado, pero ya venía de antes; responde también a un "debilitamiento" progresivo de la sanidad pública desde la crisis de 2008, con los recortes. La falta de personal endémica no contribuye a revertir las carencias de un modelo que, avisan, es necesario modernizar para responder a las necesidades actuales.


Dos años después del inicio de la pandemia, la situación se ha agravado, pero ya venía de antes

"Hay una falta de confianza en el sistema sanitario público, cuando es precisamente el que ha respondido de forma correcta durante la pandemia", afirma Enric Feliu, portavoz de Marea Blanca Catalunya. La respuesta de las mutuas, al contrario, ha sido "un desastre", aunque esto no ha cambiado la sensación de la ciudadanía, que "percibe que las necesita para tener una asistencia sanitaria adecuada".

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Esto se vincula también al "miedo" generado en parte por el cierre de la actividad presencial de la sanidad pública durante la pandemia, cuando se reguló el acceso a los CAP, por ejemplo. "Esto hace percibir que no se tendrá acceso a la asistencia médica cuando se necesite", añade Feliu.
 

El reconocimiento de los aplausos, en el olvido

Durante la pandemia se ha remarcado el papel de los profesionales sanitarios y la sanidad pública. Pero los aplausos de las ocho de la tarde quedaron rápidamente atrás mientras la atención primaria afrontaba el impacto de ola tras ola. "Pensábamos que la pandemia serviría para marcar líneas rojas, como la garantía de la asistencia a todo el mundo dentro de un sistema de sanidad pública universal, pero a pesar de los esfuerzos, esto no se evidencia", lamenta Feliu. Largas listas de espera para ir al especialista o dificultades para acceder a una visita presencial del médico de cabecera son dos ejemplos de ello.

"Pensábamos que la pandemia serviría para marcar líneas rojas, pero no fue así", añade FeliuLa pandemia ha comportado también la reestructuración de recursos, el cierre de servicios y la priorización de la asistencia de unos colectivos sobre otros. "Desgraciadamente la sanidad pública es finita", afirma Núria Guirado, vicepresidenta del Sindicato de Enfermeras de Catalunya. Esto se ha sumado a las campañas "agresivas" de las mutuas para captar clientes, que también han aprovechado el "déficit": "Han podido dar respuesta a lo que nosotros no podíamos", explica la enfermera.

Sin embargo, que prácticamente uno de cada tres catalanes tenga mutua no se explica, sólo, por los estragos de la pandemia. El propio conseller de Salut, Josep Maria Argimon, cuando reveló el dato en el Parlament, avisó de que de eso se trataba "la privatización". Una deriva en marcha desde los recortes a raíz de la crisis de 2008: "Hace más de una década que existe un debilitamiento del sistema sanitario público", dice Feliu. No sólo un menor presupuesto, sino los convenios conempresas privadas y, en definitiva, el aumento de la transferencia de recursos hacia el sector privado, hacen que, aunque ahora "se intente rectificar", el momento sea "crítico".

La falta de personal endémica se suma a la alerta provocada por la inminente jubilación de muchos profesionales. "No hay reposición desde hace ocho o nueve años", dice Feliu. Guirado también pone sobre la mesa el temor de que, con la bajada de atención hacia la pandemia, se rescindan los contratos de personal eventual que refuerzan el sistema. Laprecariedad y la temporalidad a la que se ven abocados muchos profesionales sanitarios está empujando cada vez más a cambiar de sector o a marcharse fuera, un problema añadido. "Esto es un golpe inmenso para nuestro sistema sanitario", critica Feliu.

Más presupuesto, 25% para la primaria y cambio de modelo

Las vías para revertir esto son varias, pero pasan sobre todo por un refuerzo presupuestario y una reordenación de las prioridades. Aunque los presupuestos de la Generalitat para 2022 hacían bandera de un aumento en el gasto sanitario, Feliu señala que es insuficiente: "Se están poniendo parches a un sistema que estamos exprimiendo. En poco tiempo no quedará nada por exprimir ". Todos los colectivos en defensa de una sanidad pública de calidad reclaman el incremento del presupuesto para la atención primaria hasta el 25% recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Reclaman una gestión 100% pública: "[El actual] es un sistema que permite la privatización"Guirado señala también que el modelo actual, hospitalocéntrico, es caduco, se basa en premisas de los años 70 y 80 ya superadas y no atiende a las necesidades actuales: "Tenemos a gente muy frágil, con cronicidad, y maneras de relacionarnos diferentes", ejemplifica . Esta distancia de la ciudadanía hace que la que puede permitírselo dé el paso a la privada, que sí se ha podido reinventar. Marea Blanca denuncia la deriva que se ha realizado hacia un modelo muy fragmentado, con numerosas externalizaciones en los últimos años, y reclaman volver a una gestión 100% pública: "Es un sistema que permite la privatización".

Por eso, es imprescindible una "reestructuración" para convertir la sanidad pública en "más eficiente, efectiva y de calidad para todos". El fortalecimiento de la primaria, urgencias y emergencias, así como una reorganización hospitalaria, serían algunas de las necesidades actuales. "Nos falta planificación a 10 años vista", dice Guirado, mirando a sistemas que sí pueden realizar una previsión a medio plazo, como los nórdicos. Pero para cambiar el modelo hay que escuchar a las demandas ciudadanas: "Si no les preguntamos qué necesitan, sí que iremos hacia la línea de la privatización", advierte la enfermera.