Sin vacuna 15.000 sanitarios hasta mediados de febrero en Madrid

infoLibre: El Hospital Clínico San Carlos afronta la tercera ola de la pandemia en la Comunidad de Madrid completamente desbordado. Actualmente, la cifra de pacientes que permanecen ingresados en sus instalaciones solo por coronavirus se acerca a los dos centenares. De ellos, cerca de una treintena tienen perfil crítico. Sus profesionales, agotados como los del resto de centros de la región, tratan de sobrellevar como pueden el azote de una tercera ola que se empieza a parecerse peligrosamente a la vivida allá por el mes de marzo. La buena noticia respecto a lo sucedido hace casi un año es que ahora existe la esperanza de la vacuna. La mala, que no todos los trabajadores de este centro han recibido todavía, dos meses después del inicio del proceso de inmunización, su primera dosis. Una inyección que continúan esperando a día de hoy en la región algo más de 15.000 profesionales del Servicio Madrileño de Salud (Sermas), junto con otros 650 residentes y trabajadores de centros sociosanitarios. Y así seguirán durante al menos las próximas dos semanas como consecuencia del recorte en el suministro por parte de las farmacéuticas.


La organización, señalan desde algunos sindicatos del Clínico, ha sido “caótica”. Cuentan que si bien el proceso de vacunación se inició exclusivamente con personal con alta exposición al coronavirus, luego se dio luz verde a todo el grueso de trabajadores. Tanto a aquellos que formaban parte de la plantilla orgánica del centro como a los empleados de diferentes contratas, independientemente del riesgo al contagio. La primera dosis, incluso, se suministró a cientos de jubilados, lo que terminó poniendo al Clínico en la picota. En total, fueron seis centenares de inyecciones, de las que alrededor de 120 se administraron a extrabajadores que no eran ni siquiera médicos o enfermeros. Las restantes, sostenían desde la dirección, fueron a parar a jubilados que prestan labores de voluntariado en el centro, una actividad que, sin embargo, lleva suspendida desde el pasado mes de marzo. Dos semanas después de la polémica, desde el hospital tratan de pasar página. Reiteran que se ofreció vacunar exclusivamente a los voluntarios de la Asociación de Médicos Jubilados, pero por un “malentendido” también acudieron extrabajadores que no realizan estas labores.

 
 

Pero desde MATS rechazan dejarlo pasar. “¿Quién se va a hacer responsable de esto?”, se pregunta al otro lado del teléfono su delegado sindical en el centro. Y señala que, a día de hoy, aún quedan en el Clínico trabajadores esperando su primera inyección. En la última reunión mantenida con el Comité de Salud, coinciden fuentes de cuatro sindicatos diferentes, el servicio de prevención les explicó que todavía faltaba por vacunar cerca de un 40% de la plantilla orgánica. Teniendo en cuenta que a comienzos de enero se situaba en algo más de 5.000 empleados, los sindicatos estiman que alrededor de dos millares siguen pendientes de que se les administre la inyección. Desde MATS aseguran que, en concreto, están a la espera 2.393 profesionales, de los que 1.135 son de primera línea. Desde el hospital se limitan a decir que han puesto 5.160 vacunas, incluyendo a los trabajadores de contratas. Sin embargo, ni desglosan cuántas han ido exclusivamente a la plantilla orgánica ni cuál es su distribución por grupos de prioridad. “Ninguno de los que pidió cita se ha quedado sin vacuna siempre que hubo suministro”, recalcan.

El caso del Clínico no es una excepción en suelo madrileño. Representa un problema mucho más extendido entre los profesionales sanitarios como consecuencia directa del recorte que las farmacéuticas han hecho de las remesas comprometidas a entregar semanalmente. Un tajo que ha obligado al Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso a suspender el suministro de primeras dosis y a priorizar la administración de segundas, dejando a miles de trabajadores del sector a la espera de inmunización. Según los datos facilitados este viernes por el viceconsejero de Salud Pública y Plan Covid-19, Antonio Zapatero, actualmente han sido vacunados el 76% de los profesionales sanitarios del Servicio Madrileño de Salud (Sermas). Teniendo en cuenta que esta plantilla –personal sanitario de formación universitaria y de formación profesional– ascendía a cierre de 2020 a 65.052 trabajadores, todavía continúan a la espera de la primera dosis 15.613 empleados. Una cifra que escala en caso de que dentro de esa población diana se incluya también a aquel personal directivo y de gestión. En este caso serían 83.597 empleados, de los cuáles quedarían sin vacunar poco más de 20.000.

Sin vacunar dos semanas por el recorte de dosis

Por ámbito de actuación, donde más rápido ha avanzado la vacunación es en el Summa 112, donde ya han administrado la inyección a un 80,8% de los profesionales, si bien hay que tener en cuenta que es el grupo más reducido: alrededor de dos millares de empleados contando a sanitarios, directivos y personal de gestión. Le siguen de cerca los hospitales, con el 76,5% de las plantillas cubiertas. Y en último lugar se coloca la Atención Primaria, con algo más del 65%. Cifras que se mantendrán inamovibles, al menos, hasta mediados de febrero. Por el momento, según ha confirmado este viernes el viceconsejero de Salud Pública, el stock existente se va a dedicar en exclusiva a suministrar las segundas dosis a los sanitarios. La próxima semana se pondrán más de 80.000. La siguiente, unas 60.000. Catorce días en los que esperan haber completado la cobertura completa de todas estas personas. Una vez entre la segunda quincena, se retomará la vacunación de los profesionales del Sermas que faltan por recibir la primera inyección. Eso sí, tal y como se ha encargado de avisar el Ejecutivo madrileño, “siempre” que se reciban “más vacunas”.

Todos los ojos están puestos, por tanto, en las farmacéuticas, que en las últimas semanas han ido recortando el número de dosis que se habían comprometido a suministrar semanalmente a España. La primera en anunciar una disminución de las vacunas fue Pfizer, que achacó a ajustes en la producción derivados de la adaptación de su fábrica en la localidad belga de Puurs, lo que ha provocado que la Comunidad de Madrid recibiese la pasada semana la mitad de inyecciones de las prometidas. Pero no ha sido la única. AstraZeneca también ha puesto sobre la mesa problemas en su planta de Bélgica para anunciar un recorte de nada menos que el 60% durante el primer trimestre del año. En lugar de los 80 millones de dosis que se comprometió a mandar a la Unión Europea hasta finales de febrero, enviará 31 millones, lo que ha puesto en pie de guerra a unas autoridades comunitarias que se resisten a revelar el contenido íntegro del contrato suscrito con la firma. Desde el Ejecutivo regional ya se ha pedido a la nueva ministra de Sanidad, Carolina Darias, que consiga “por tierra, mar y aire” más vacunas.

Vacunas sin priorizar

Pero más allá de la falta de dosis, los sindicatos también ponen el acento en el incumplimiento de los protocolos, construidos en base a la Estrategia de Vacunación del Covid que el exministro de Sanidad Salvador Illa presentó poco antes de que diera inicio la campaña. En concreto, el plan fijaba, por orden, cuatro grupos prioritarios: residentes y trabajadores de los geriátricos, seguidos por el personal sanitario de primera línea, el resto de personal sanitario y sociosanitario y las personas con discapacidad que requieren intensas medidas de apoyo. En suelo madrileño se empezó por los geriátricos, los más castigados durante la pandemia. Sin embargo, no se tardó en abrir la segunda vía. Se hizo el 9 de enero, pocas horas después de que los medios de comunicación pusieran de manifiesto que el Ejecutivo regional estaba a la cola en la administración de vacunas –en ese momento había puesto el 14% sobre el total de las recibidas–. Por aquel entonces, el porcentaje de cobertura en los centros sociosanitarios, con prioridad absoluta en la estrategia de inmunización, seguía siendo bajo. Algunos de ellos, incluso, no tenían ni cita.

En los hospitales madrileños la vacunación arrancó priorizando a los trabajadores de primera línea, aquellos más expuestos al coronavirus. Sin embargo, no tardaron en abrir las listas a absolutamente todos los empleados, formasen o no parte de la plantilla del centro y tuviesen o no contacto directo con los pacientes. En el Hospital Doce de Octubre, una de las trabajadoras aseguraba a este diario a comienzos de semana que se había administrado la primera dosis a “trabajadores que se están encargando de obras de reforma” o a “personal que se jubiló en el último trimestre o semestre”. En el Clínico los datos que se ofrecen también incluyen a empleados de contratas, pero no aportan cifras de personas vacunadas desglosados por grupo prioritario. Una información que algunos sindicatos también han pedido, sin éxito, en el Centro de Transfusión de la Comunidad de Madrid. Este viernes, la directora general de Salud Pública, Elena Andradas, aseguró en rueda de prensa que tienen bajo control el número de inyecciones que se han puesto en función de cada uno de los grupos prioritarios. Sin embargo, no ha dado esta información. “Queremos facilitarla a la mayor brevedad”, apuntó.

650 residentes, el 1%

En lo que sí ha acelerado el Ejecutivo regional en las últimas semanas es en la cobertura de la población diana en residencias, que hace un mes cifraron en unas 65.000 personas, entre ancianos y trabajadores de las mismas. Si a mediados de enero se había suministrado la primera dosis al 43%, actualmente ese dato se encuentra en el 99%, lo que quiere decir que apenas quedan 650 personas a la espera de la inyección en los geriátricos. Unos centros sociosanitarios, en los que también se priorizará el suministro de la segunda dosis durante las próximas dos semanas, que tampoco son capaces de librarse de una tercera ola que ha disparado la incidencia acumulada en la región hasta casi el millar de casos por cada 100.000 habitantes a catorce días. Un brote detectado a comienzos de año en una residencia de Becerril de la Sierra, que las autoridades vinculan a la cepa británica, ya ha causado la muerte a once ancianos y mantiene a dos personas más hospitalizadas en situación “clínicamente preocupante”. Todos los residentes –48– dieron positivo en coronavirus, además de casi una veintena de trabajadores.

Desde que arrancó el proceso de vacunación, Sanidad ha entregado a la Comunidad de Madrid 232.775 vacunas –228.075 de Pfizer y 4.700 de moderna–. De ellas, las autoridades regionales han administrado 183.458, lo que equivale al 78,8% sobre las recibidas, frente al 95,5% de Aragón, el 92,6% de Castilla y León o el 91,9% de Castilla-La Mancha. Cuando se le cuestionó por la escasa potencia de vacunación, el Ejecutivo madrileño siempre defendió que su estrategia era poner una dosis por cada dos que recibía, de forma que pudiese tener garantizada la segunda inyección en caso de que se produjeran imprevistos en el reparto. ¿Y en cuántos casos ha completado ya la pauta? Según los últimos datos facilitados por el Ministerio de Sanidad, en la comunidad autónoma 10.595 personas han puesto punto y final al proceso de inmunización. Un dato que la coloca en la mitad de la tabla, a mucha distancia de regiones como Andalucía –67.511–, Cataluña –35.424– o Castilla y León –25.020– y muy por encima de otras como Cantabria o La Rioja, con 924 y 1.592.


 

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