Madrid manipula la buena nota a sus médicos de primaria para esconder que los centros de salud son de los peor valorados

EL PAÍS: Isabel Díaz Ayuso suele hacer declaraciones sobre la sanidad pública que chocan con la realidad que soportan los madrileños. La presidenta regional volvió a hacerlo este jueves cuando presumió en X de su atención primaria, que es precisamente el pilar más cuestionado de todo el sistema sanitario madrileño. Ayuso se jactó de que el 86% de los madrileños han calificado en un sondeo como buena o muy buena la atención médica que reciben en sus centros de salud. Su conclusión es que “los madrileños respaldan el trabajo de su sanidad y sus profesionales”, pero conviene leer la letra pequeña para descubrir la trampa.


El dato que cita la presidenta es real y lo ha pescado de la última encuesta que elabora periódicamente el Ministerio de Sanidad, el Barómetro Sanitario. Pero el truco está en el enunciado de la pregunta: los encuestados respondían a una cuestión sobre la atención que habían recibido de sus facultativos en el caso de que en los últimos 12 meses hubieran acudido a una consulta. Es una interrogante muy concreta sobre la profesionalidad de los sanitarios que obvia los problemas bien conocidos de este servicio, como las esperas o la falta de personal. Cuando en la misma encuesta leemos la valoración global (del 1 al 10) sobre el servicio público de atención primaria, Madrid obtiene un 6,24, la segunda peor nota de las 17 comunidades autónomas. La única región con peor nota por este concepto es Andalucía, que es calificada por su población con un 5,98.

Sí es cierto que los madrileños respaldan el trabajo de los profesionales sanitarios, pero no es verdad que vean con tan buenos ojos el trabajo global de su sanidad.

De hecho, la misma encuesta tiene un dato aún más demoledor para la atención primaria madrileña. Madrid es la comunidad donde las urgencias extrahospitalarias (las de los centros de salud) reciben la peor nota, un 6. Aquí influye el malestar por el cierre de este servicio durante la pandemia (fue la única comunidad que tomó esa medida) y la reforma de 2022 que convirtió en enfermerías estos puntos de atención, obligando a la ciudadanía a acudir al hospital para que les atienda un médico.

Las cifras embarazosas de este sondeo no acaban ahí: Madrid es la comunidad donde más personas responden que “nunca” logran ponerse en contacto con su centro de salud personalmente o por teléfono cuando necesitan hacer cualquier tipo de gestión (el 16,4% de los encuestados dieron esa respuesta).

Madrid también es la comunidad donde más personas dicen que, “considerando lo que está ocurriendo con los centros de atención primaria”, lo que sucede les está afectando “mucho” o “bastante”: en conjunto un 27,9% de encuestados dio una de esas dos respuestas.

Y la región es la tercera cuando se mide el número de personas que responde que pasó más de un día desde que pidió cita con el médico de familia hasta que fue atendido (un 74%). Solo tienen peores datos Andalucía (78,2%) y Canarias (79,2%).

El sondeo tiene también resultados algo más favorables. Por ejemplo, los madrileños valoran con un 6,18 las consultas de atención especializada, por encima de la media estatal de 6,04; las urgencias de hospitales públicos reciben un 6,3, mejor que la media estatal del 6,23; y el ingreso y asistencia en los hospitales públicos obtienen un 7,32, frente al 7,23 estatal.

El Barómetro Sanitario 2023 fue conocido este miércoles. Es una encuesta anual que el año pasado fue realizada entre febrero y octubre a 7.760 personas, de las cuales 720 se encontraban en Madrid.

La atención primaria madrileña ha sido muy cuestionada por ser la peor financiada de España y por los problemas que tiene para atraer a médicos de familia y pediatras. Durante el mandato de Ayuso ha sido causa de huelgas y manifestaciones multitudinarias.

Ayuso ha tratado de contrarrestar ese malestar sugiriendo que es una invención de la izquierda, y para ello ha recurrido a datos que tuercen la realidad. Así, ha vendido que la sanidad madrileña es la mejor de Europa tergiversando un informe de la Unión Europea, el Índice de Competitividad Regional Europea, que en realidad hablaba de la salud de la población (esperanza de vida o tasa de suicidios).

Otra confusión vino cuando su mano derecha en el PP de Madrid, Alfonso Serrano, alardeó de que la atención primaria de Madrid se había convertido en la primera de España en recibir un “sello de excelencia europea” conocido como EFQM. Es un certificado expedido por una fundación con sede en Bruselas que ha evaluado en los últimos 20 años a más de 3.000 organizaciones en España. Como contó EL PAÍS, el sello lo recibe toda administración o empresa que pague la tarifa. Los examinadores puntúan solo la gestión y su tarea lleva aparejada una nota que suele oscilar entre los 200 y los 700 puntos. Madrid recibió 400 puntos, “una nota mediana” que de ningún modo podía ser entendida como un reconocimiento de “excelencia”. El máximo responsable en España de este sistema de calificación, Ignacio Babé, advirtió de que “quizás la Comunidad de Madrid ha sobrevendido su mercancía”.

Otras veces, Ayuso ha reaccionado con sorpresa cuando ha sido cuestionada sobre los datos negativos de su sanidad. Por ejemplo, cuando el año pasado este periódico le preguntó por una encuesta de Gad3 que decía que el 45% de los madrileños creía que su sanidad era la peor de España, ella respondió: “No había oído en mi vida que los madrileños piensen que su sanidad es mala”.